Dicen que las enseñanzas y reminiscencias del pasado no desaparecen sino que van adaptándose a la actualidad. Claro es el ejemplo del whatsapp de la antigüedad pues, al parecer, los romanos ya se habían encargado de que la ciudadanía popular pudiera comunicarse con este sistema, aunque de una forma más rudimentaria. Para ello usaban una especie de tableta, un retablo metido en un estuche, en el que se escribía un mensaje y a través de un mensajero, era llevado instantáneamente a su interlocutor, que a su vez volvía a responder en éste u otro retablo y se volvía a repetir la misma maniobra. Además este vaivén se mantenía todo el tiempo que la conversación requiriese. ¡Pero eso no es todo! también se añadían al mensaje una especie de dibujos parecidos a los emoticonos, con elementos parecidos a los que podemos usar en la actualidad. Era muy común encontrar un ánfora dibujada, pues en aquella época era un símbolo de valor en muchos aspectos, era una unidad de capacidad que se convirtió en una moneda de curso legal ya que el ánfora llegó a ser el equivalente a un talento (*). (El ánfora cuadrantal).
(*) Talento: ¿Qué era un talento y cuánto era su valor? Un talento era una antigua unidad de peso o dinero. Equivalía a 21.000 gramos de plata.