¿Quién es el polémico Damien Hirst y su falso tesoro de Amotán?
Una estatua de 18 m de altura que llevaba más de 2.000 años perdida en el Océano Índico. Unas colosales figuras que formaban parte de una gran tesoro “Cif Amotán II”. Ésta es la inusual historia del polémico artista Británico Damien Hirst que se esconde detrás de la mayor de las patrañas del arte: un esclavo de la época del Imperio Romano que consiguió su libertad y logró amasar tal fortuna que gastó millones en reunir una colección de arte como nunca antes se había conocido. Este tesoro se cargó en el barco más grande construido por el hombre, “El Apistos”, que traducido significa “El increíble”. Tan increíble que el destino quiso que se convirtiera en leyenda. El navío desapareció en alguna parte del Océano y todas las obras de arte con él, una historia totalmente verosímil que dura aproximadamente unos 90 minutos, que hace que nos levantemos del sillón a cada paso, recreada en un documental de la mano de Netflix que consigue convencernos de que esta historia era real, aunque al final nos deje con un mal sabor de boca al comprobar que todo ha sido ficción, un montaje. Más tarde realiza una gran exposición en Palazzo Grassi y en Punta della Dogana, en Venecia, que levantó las más diversas opiniones. con la que triunfó, pues consiguió vender en sólo dos días 200 millones de dólares, marcando un hito en la historia Marketing del arte.
Las piezas que presenta son realmente excepcionales, recreaciones de aquellas obras que, según su fantasía, componían ese tesoro imaginario de Amotán, piezas que se ajustan con precisión al canon estético clásico aunque tengan un toque Hirst. Muchas de ellas de dimensiones titánicas y gigantescas, pero no todas tienen un acabado impecable y no están elaboradas realmente con los mejores materiales que se supone, no todos los objetos de la colección de Amotán son de mármol blanco, corales naturales y piedras semipreciosas.
“El toque Hirst” es extremadamente caro. Han sido diez años de montaje y 57 millones de producción
Ante tamaña desmesura es natural preguntarse cuánto habrá costado hacer realidad este sueño excéntrico y quién lo habrá pagado. “Es un proyecto ambicioso, muy ambicioso”, es todo lo que dice Martin Bethenod, director del Palacio Grassi y del Museo de la Punta de la Dogana, poniendo los ojos en blanco. Pues el magnate del arte, el empresario y coleccionista Charles Saatchi, cofundador junto a su hermano de la agencia de publicidad Saatchi & Saatchi fue quien le financió este ambicioso proyecto. Su habilidad para la publicidad descubrió a Damien Hirzt y lo elevó a los altares.
El caso es que la carísima chifladura de Hirst funciona. El espectador no puede evitar sentirse sobrecogido ante esas obras fantásticas, no puede evitar preguntarse si son auténticas o si son falsas. Porque las dos exposiciones están montadas como si realmente los objetos expuestos fueran parte del legendario tesoro de Amotán, empezando por el gigantesco panel que a la entrada relata su historia y continuando con los vídeos que muestran a buceadores rescatando, del fondo del mar, las obras de arte que iban a bordo del Apistos y que ahora componen la muestra, muchas de ellas con restos de corales y conchas.
La realidad de Ánforas de Mar supera la ficción de “Hirst”
Ánforas de Mar utiliza en todo su proceso 100 % materia prima natural
Antes de ver el espectacular documental del Tesoro del Increíble en Netflix, nosotros ya decorabamos nuestros bustos, esculturas, lámparas y ánforas con un diseño especial pero totalmente natural (pompones de coral, conchas y ostras, esponjas, anémonas, algas, etc.) inmersos en la búsqueda de aportar al producto y a nuestros clientes un valor añadido, algo que las diferenciara y las hiciera distintas, aportándoles cierto misticismo. Comenzamos decorando piezas pequeñas y medianas, pero un día nos decidimos a decorar nuestra segunda Victoria de Samotracia, con 2,90 m de altura, para un cliente, que incluso participó en la decoración de esta monumental pieza, que es una escultura de la historia clásica del mundo y que hoy día es una de las piezas más emblemáticas del Museo del Louvre de París.
Antes de sumergirlas en nuestro fondo submarino, elejimos las piezas o esculturas que han salido de las manos de los mejores escultores de la historia universal o reproducciones hechas a mano por maestros artesanos, no están basadas en la ficción. Son piezas elaboradas por los restauradores más relevantes de Europa. En la sección esculturas de nuestra web podrán ver, con todo lujo de detalle, nuestros acabados, unos son de mármol reconstituido blanco Macael natural, otros son del acabado antiguo, que es un poco más oscuro como envejecido por el paso del tiempo y el último, el arqueológico, que aparenta siglos de antigüedad. Estas réplicas se envejecen igual que nuestras ánforas, durante un periodo de cultivo bajo el mar que oscila entre 3 y 5 años. Son la flora y la fauna marina las que elijen dónde posarse y anidar, germinando sobre las piezas, creciendo a su libre albedrío y fosilizándose a ellas como si fueran una unidad. Terminado su proceso, se extraen con grúas y un equipo de buceadores profesionales para, posteriormente, proceder a su limpieza y secado y comenzar con su manipulación y envío a su nuevo hogar.