
Las evidencias nos dejan ver claramente que en los pueblos antiguos, sobre todo en Egipto, enterraban a sus muertos en tinajas, ánforas u otro tipo de vasijas. Pero esta práctica no sólo estaba destinada a la gente rica sino que era una costumbre popular, pues para ellos estos recipientes emulaban la vagina de la madre y lo hacían para buscar la resurrección.
Han encontrado más de 46 lugares de enterramiento cerca del río Nilo, que datan de alrededor del año 3300 a. C. al 1650 a. C. Otros casos de este mismo hábito, pero suponemos que pertenecían a la nobleza, gobernadores, etc. han sido el hallazgo de la tumba de un bebé en una olla que contenía perlas cubiertas por láminas de oro. También se han encontrado vasijas de oro y marfil, cáscaras de huevo de avestruz, ropa o cerámica. Los cuerpos hallados se encontraban directamente en estas urnas o incluso en macetas, cortadas o rotas, para adaptarlas a los restos mortales del difunto.
Ánforas de Mar lanza su primera colección de urnas funerarias marinas para conservar los restos de nuestros seres queridos aunando tradición y diseño para, al contemplarlas, dedicarles una sonrisa a modo de complicidad, o incluso algunos de nuestros pensamientos y, por qué no, hacerles partícipes de algún pequeño secreto.